martes, 26 de abril de 2011

"Un cuento chino"... una película para confirmar que todo en la vida tiene una razón de ser.

Sin lugar a dudas el cine argentino tiene, cada vez más, películas con guiones que son verdaderas joyitas!
Este es el caso de "Un cuento chino", una historia sencilla -para nada rimbombante- pero que cierra perfectamente gracias, también, a la magnífica interpretación de sus actores.
Basada, según nos cuenta su creador -Sebastián Borensztein-, en una historia real, la acción inicia con una situación dramática y por demás inverosímil: debido a una vaca que cae del cielo, el amor y futuro casamiento de una pareja china (que vive en aquel país) se ve truncado drásticamente.
Ya en nuestro país y a posteriori, conoceremos a un ferretero solitario, esquemático y bastante malhumorado -Roberto (Ricardo Darín)- que sin desearlo se ve involucrado en la vida de aquel joven chino, Jun (Ignacio Huang) que sobrevivió a la trágica historia de amor.
Sus vidas se entrelazarán -por un breve tiempo- de un modo tan especial, que ambos modificarán su actitud ante la vida y se ayudarán mutuamente. 
Franqueando la barrera del idioma y usando como nexo un curioso pasatiempo de Roberto, descubrirán que sus vidas se han conectado por algún motivo y con un trasfondo por demás religioso y filosófico, ambos se darán cuenta de que nada es tan arbitrario como parece y que todo tiene una razón de ser.
Y es así que, paradojicamente en el final, otra vaca intervendrá -esta vez- en la concreción del amor del protagonista local y su paciente y dulce enamorada (Muriel Santa Ana), probablemente como para equilibrar la balanza de la vida.


Cómica, agridulce y muy nuestra, resulta esta película que sin lugar a dudas merece ser vista, por todo aquel que disfrute del buen cine. 

sábado, 16 de abril de 2011

Morning Glory o de como nunca es tarde para cambiar, por aquello que vale la pena.

Cartel de  (Morning Glory)


Justamente porque descreo de las críticas me decidí a ver esta película. 
Y fue así que descubrí un cálido film, bien actuado y con un mensaje alentador.
La historia, situada en New York, de por sí, nos permite recorrer junto con los protagonistas sus características calles y ver con añoranza esos interminables edificios (reconozco que esto es muy subjetivo y tiene que ver con un reciente viaje que tuve la suerte de poder hacer a esa fantástica ciudad).
La historia se centra en una joven productora que, a pesar de trabajar denodadamente en un programa de noticias pequeño, es despedida -por cambios estructurales- de la emisora local donde trabaja. 
Sin embargo y más allá del shock inicial, no baja los brazos y de tantos currículums que envía uno logra su objetivo. 
Sin salir de su asombro es contratada por el jefe de una emisora de la gran ciudad (Jeff Goldblum) para un programa legendario de las mañanas, pero venido a menos.
Sus conductores transcurren sus días, sin entusiasmo y el programa se mantiene con un presupuesto paupérrimo. 
Pero la habilidad de Becky ( Rachel MacAdams), así se llama nuestra heroína y decisiones que llaman la atención de todos (entre ellas despedir al incongruente conductor del programa) la ponen en una situación tal de revivir el programa o hundirlo para siempre.
En función de lo primero contrata a un reconocido periodista de la emisora, Mike Pomeroy (Harrison Ford) malhumorado y solitario, que continua en la misma, sólo por un contrato que le da dividiendos.
Justamente por no perder los mismos, acepta unirse al "DayBreak" (el programa en cuestión) pero, lejos de colaborar, con su actitud alejada de la dinámica del espectáculo, ayuda a su próximo cierre.
Rachel deberá entonces apelar a su ingenio, para remontar ese negro panorama, al mismo tiempo que intenta llevar adelante uno de los pocos romances potables de su vida, con un joven y atractivo productor de la emisora (Patrick Wilson).
Utilizando los recursos de la televisión actual, comprometerá en las situaciones más inverosímiles tanto a la veterana conductora del programa, Colleen Peck (la impecable Diane Keaton) quien se entusiasma con la propuesta, como a su simpático y arriesgado (a la fuerza) comentarista del clima.
Sin embargo será Mike quien, demostrando que todavía una noticia seria y tratada en el momento justo eleva los ratings, el artífice real de la salvación de DayBreak.
Lo alentador del film se refleja principalmente en su final, que nos permite confirmar que todos necesitamos encontrar, más allá de las diferencias, aquella persona que nos demuestre que la vida siempre vale la pena y en que medida conviene establecer nuestras prioridades en ella.


La conclusión es, que los cambios siempre son posibles -no importa la edad- en la medida de que haya alguien o algo por lo que realmente valga la pena cambiar.




martes, 12 de abril de 2011

"Bon Appétit", una pélicula para preguntarse si realmente puede existir la amistad entre el hombre y la mujer.


En esta coproducción entre España, Alemania y Suiza, dirigida por David Pinillos, que data del año pasado, me he encontrado con una película delicada como las de antes, pero al mismo tiempo planteada de manera muy actual. 
La historia de amor no correspondido entre Daniel (Unax Ugalde) y Hanna ( Nora Tschirner ), es dulce y a la vez melancólica. 
Él, un joven ambicioso que busca el éxito, para cerrar viejas heridas, descree del amor, hasta que en su camino aparece una bella joven sommelier, que logra lo que ninguna otra había podido, enamorarlo hasta el punto de las lágrimas. 
Sin embargo su relación nace en términos de amistad y es allí donde surge el conflicto.
Hanna quiere a Daniel, pero no lo ama. 
La joven está inmersa en una complicada situación sentimental con un reconocido cheff, dueño del restaurant donde ambos trabajan, de la que incluso queda embarazada.
El amor de Daniel es tan grande que le ofrece todo lo que tiene, más allá de las circunstancias, sin embargo ella decide alejarse para aclarar su mente y al mismo tiempo, no lastimarlo más.
Un amigo de ambos, Hugo ( Guilio Berruti ), intermediará entre los dos y ayudara con sus principios éticos a que Daniel, redescubra el sentido de su vida.
El final agridulce de la historia, nos permite recordar que justamente en la vida no hay recetas y que en esa improvisación que hacemos cada día de nuestros actos, alegrías y tristezas se intercalan y nos hacen crecer.

Y supongo que la respuesta, a la pregunta del título, quedará a criterio de cada espectador.